lunes, julio 14, 2008


DIOS Y VOS, EN TODAS PARTES

Te voy a contar algo que parece imposible: vos estás leyendo estás ahí y estás en otro lugar al mismo tiempo. Tiempo atrás escribí un artículo en este mismo blog. Daba cuenta de la noticia de un grupo de científicos que habían logrado la teletransportación de una partícula. Me mofaba del tema.

Cuando terminé ese texto, me quedé con la sensación de que faltaba algo, de que faltaba una comprensión más profunda, una reflexión que superara la mofa. Pero lo publiqué igual. Sin saberlo, daba pié para el surgimiento de una reflexión posterior sobre este tema que me parece importante y que me gustaría compartir.

Hace algunos días ví una película documental sobre física cuántica: “Y tú que sabes 2”. Es la segunda parte de una trilogía más que recomendable que intenta explicar de un modo sencillo “¿qué es la física cuántica?”. En principio, y luego de haberla visto varias veces, podemos decir como primera aproximación al tema, que la física cuántica constituye la mejor explicación del funcionamiento del universo a la que han arribado los científicos hasta el momento superando las ideas propuestas por Galileo, Copérnico, Pitágoras, Newton o el mismísimo Albert Einstein.

Allí, en el documental, explicaban que ese logro –la teletransportación- constituía un gran hallazgo científico. Era una evidencia concreta de una ley, de un fenómeno central dentro de la física cuántica que los científicos denominan “entanglement”. Éste sostiene que las realidades coexisten, son múltiples, paralelas y que son indivisibles una de la otra.

La teletransportación, entonces, no se trataría de mover una partícula de un lugar a otro, sino de revelar su existencia indivisible en otra parte. No se trata aquí de dos cosas iguales. Tampoco es una cosa viajando rápidamente de un lugar a otro. Se trata de la misma cosa, en dos lugares diferentes al mismo tiempo. Es como si hubieran los científicos hubiesen tomado una foto de Maradona acá y en Marruecos a la misma hora.



La teletransportación revela que en dos espacios diferentes, puede existir lo mismo y que eso mismo no puede dividirse ni sumarse. Indica que puedo estar acá, allá y más allá también. Y todo al mismo tiempo. Que conviven y coexisten múltiples potencialidades de nuestra existencia.

Me reitero para explicar mejor éste fenómeno tan asombroso, tan maravilloso, cuyas enormes implicancias pueden pasar desapercibidas por romper nuestra lógica corriente…

Esta simple foto hecha por tierra toda nuestra concepción espacio-temporal. Consigue además algo que parecía improbable: que los científicos y los místicos se den la mano. Si desde distintas religiones se enseña que Dios está en todas partes. Desde la ciencia, se demuestra que esta partícula de Dios, a su imagen y semejanza, está aquí. Está Allá. Y en todas partes.

martes, octubre 10, 2006

Triste, solitario y final (A mi padre).

A veces duele tu ausencia. Siento que te quedaste agarrado bien fuerte de un recuerdo y te quedaste ahí. Mascando bronca e impotencia. Estás en el rincón del panóptico, con el control remoto como única arma y la angustia dibujando una nueva paranoia. Imagino esa angustia ácida, metálica. Los cuartos de la casa vacíos. La radio y la tele tratando de ganarle al silencio. ¿Cómo es comer frente a una silla vacía? ¿Cómo es esperar durante todo el día que por lástima uno o dos amigos se dignen a llamar? ¿Cómo se siente que tus palabras ya no pesen, que hables sin decir nada? Duele imaginarte, Papá... Triste, solitario y final. Duele que ni siquiera la sonrisa de tu nieta, esa que todavía no conocés, pueda cambiar eso. Jode que para vos no sea posible sumar, que siempre en tu lógica mental haya que dividir o restar. Sé que te resulta imposible estar ahí, sin ser el centro de la foto. Sé que te jode la vejez y te jode no poder algunas cosas que yo puedo. Lo loco es que a mi también me molesta que seas tan frágil, tan mortal. No quiero resignarme al "dejálo está viejo, no le hagas caso". ¿A dónde te fuiste, Papá? ¿A dónde se fue el papá con el que miraba los dibujitos, el que me compraba los alfajores Lola cuando volvía del trabajo, el zurdo de los partidos de fútbol, el de la complicidad en la mirada? ¿Cómo es que te volviste tan egoísta, tan iracundo, tan oscuro? Triste, solitario y final. Seguís solo en un departamento premiado por no se que colegio de arquitectos, con tu auto japonés, sin asumir tus derrotas, tus soledades, tus pérdidas. Sé que secretamente deseas ese cáncer al que tanto le temés. Que esperás que esta vez te libere de la angustia. Espero que cambies, que recapacites. Pero, te soy sincero, no tengo mucha fé. El tiempo pasa. Y cada vez me resulta más cierto aquello de que "las cosas se arreglan para adelante". A veces hasta me sorprendo alegrándome por tu ausencia, sintiéndo que todo lo que no sume, es mejor dejarlo a un costado. Aunque se trate de mi propio padre a quien quiero tanto.

viernes, octubre 06, 2006

Adoro la Teletransportación







Las noticias científicas me resultan generalmente una pérdida de tiempo. Me aburren sus tecnicismos. Sus explicaciones que hacen complejo lo sencillo. Sin embargo, de tanto en tanto, me detengo ante algún titular. En el día de hoy, encontré en el diario Clarín, uno que parecía más que interesante: "Exitosa prueba de teletransportación".

El texto, o cuerpo de la nota, decía lo siguiente:

Por primera vez, un grupo de científicos consiguió teletransportar medio metro un objeto minúsculo pero visible al ojo humano, utilizando luz y materia. El logro, anunciado ayer en la revista Nature, corresponde al equipo del profesor Eugene Polzik, del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), junto con el Max-Planck Institut for Quantum Optics de Alemania.

"Este es un paso más allá, puesto que es la primera vez que se emplea en teletransportación tanto la luz como la materia —explicó Polzik al diario español El Mundo—. La primera lleva la información, y la otra sirve de contenedor para la misma".

"La teletransportación de dos átomos simples ya se hizo hace dos años, pero a una distancia de una fracción de un milímetro —recordó Polzik—. Nuestro método permite la teletransportación entre distancias mucho mayores, gracias a la utilización de la luz en el proceso".

A medida que iba avanzando en la lectura, me iba imaginando recorriendo la distancia de la oficina a mi sillón en un segundo. Visitando el mundo entero en un día. Pero no. El último párrafo de la nota se encargó de cachetearme, de despertarme:

Si bien la teletransportación siempre se asocia a la ciencia ficción, este tipo de investigaciones no están dirigidas a que una persona pueda aparecer instantáneamente en un lugar distante, sino a la transferencia de información cuántica. Esto permitiría construir computadoras hiperpoderosas, tanto como elaborar sistemas superseguros de encriptado de información.

La puta madre!!! En lugar de más confort o más descanso, más trabajo y más paranoia!! Cómo dice la canción "Mi guitarra y vos", de Jorge Drexler: "La máquina la hace el hombre y es lo que el hombre hace con ella."

lunes, octubre 02, 2006

La princesa y el juego

Yo era niño y con mi familia nos habíamos ido de vacaciones a Río. El carnaval carioca era la alegría por venir. Sin embargo, lo que más recuerdo de ese viaje es otra cosa: una pelea. Salvaje, brutal, un chico de no más de 7 u 8 años, esgrimía un palo más grande que su propio cuerpo. Y otro chico más chiquito corría, tratando de evitar el golpe.

Años más tarde, privilegios de chico de clase media, volvimos a Brasil. Pero a Foz de Iguazú. Tampoco la tierra colorada fue lo que más me fascino de ese viaje. No fueron las cascadas las protagonistas principales de mis recuerdos subsiguientes. Lo que no puedo olvidar de Foz es el grupo enorme de chicos, algunos de ellos muy chicos, que nos intentaban vender cajas de garoto en la frontera. ¡¡Compre Garoto, Compre!! ¡¡Pog-fa-vó Compré Garoto, Compre!!, decían. Se trataba de los Meninos da Rúa.

Una vez llegado a la argentina, esos recuerdos se diluían. Parafraseando a Bertolt Brecht, a mi no me importaba porque yo no era brasileño, ni pobre, y ya estaba dejando de ser niño. Argentina era el país de la primavera democrática. Acá -si eras de clase media acomodada- se comía, se curaba y se educaba. Los chicos de la calle, la versión local de aquellos meninos da rúa, era algo que casi no se veía. El lugar de los chicos era la casa o el colegio. A lo sumo la calle era un lugar de juego.

Al poco tiempo, muy lentamente, todo eso cambió. Comenzaron, poco a poco, a formar parte del paisaje urbano. Sin un hogar, sin un plato de comida, sin un nombre. No eran Juan, Pablo o Lucía. Eran los chicos de la calle. Una forma de nombrarlos sin nombrarlos, de hacerlos lo más abstractos posibles. Sin nombre, se sabe, es más sencillo ignorarlos. Era común ver alguno de ellos, suelto por la ciudad como el Chiquilín de Bachín del tango. Sólo se los veía en grupos en las estaciones de tren, en alguna plaza. Todos los "no-lugares" eran "sus" lugares. La mayoría de ellos pedían para comer. Todavía eran pocos, no molestaban.

Ya en los 90´s, mientras la pobreza crecía a la par de los robos y la droga, se fueron volviendo un blanco más fácil de la crítica de las doñas rosas de Neustadt. "Son chorritos", "Hay que matarlos de chicos". "Están drogados, no ves... Todo el día con la bolsita". "Sinvergüenzas". Frases que la mayoría de nosotros escuchamos alguna vez.

Actualmente, ya son una legión. Es común verlos en cualquier calle, luqueando -pidiendo dinero-, vendiendo cosas en el subte o el tren, mangueando comida en los bares de las estaciones, haciendo bardo por la calle, aspirando las bolsitas del pegamento o fumando paco para evitar sentir el hambre o el frío al que los condenamos. ¿Qué nos pasó? ¿Cuándo se volvió normal? ¿Cómo es que un chico chiquito labure o manguee, nos parece normal? ¿Cómo es que resulta lógico el miedo a un chico? ¿Por qué no hay sonrisas en sus caras? ¿Por qué sus ojos revelan tanta adultez a veces?

Hoy, cuando venía a laburar, después de haber pasado un fin de semana de festejo por el primer año de vida de mi hija Luna, me tomé el subte. Y aprovechando la escacez de gente que había en el vagón, una princesa en situación de calle, jugaba a dar vueltas alrededor de los parantes cercanos a la puerta. O se impulsaba contra el suelo de cada estación cuando estaba por frenar el vagón. O intentaba atrapar una anilla saltando desde el último asiento. Jugaba y reía. Y fue extraño.

Yo tanteaba mi bolsillo en busca de monedas. Esperaba que me venga a pedirme una moneda para comer. Para ella o para sus hermanitos. Esperaba que me deje un almanaque, o una fotocopia escrita en la mano, tarifando la caridad. Pero las estaciones pasaban y eso no ocurría. Ella seguía jugando y alegre, me mostraba sus piruetas. Quería divertirme. Mostrarme sus habilidades. Yo pensaba que de haber nacido en otro lugar, ella sería una futura medallista olímpica. Y me reía a carcajadas con sus piruetas dedicadas. Asombrado de esa pioja y su alegría, bajé en la estación Acoyte y la nena seguía jugando. "Chau, princesa", le dije cuando bajaba. Ella río. Que tuviera esa alegría, esa pureza, que el juego formara parte de sus cosas, era un buen indicio. Tal vez no todo estaba perdido para ella. Y me alegré, mucho. El mundo parece más lindo cuando las chicas de la calle son princesas. Y cuando el trabajo o la mendicidad no le ganan a sus juegos.

viernes, septiembre 01, 2006

Viernes

Tedio de Viernes por la tarde. Envío de CV´s. Escaso trabajo. Comentarios: Perdió argentina, ¿viste? Por un doble.... "¿Luna tendrá conjuntivitis?", pienso. Me duele la espalda, -siento-. Necesito menos tensión, otra vida. Ríos y árboles. Que mi mujer sea "mi" mujer. Que nos amemos como antes. Ser es tán difícil, ¿o será fácil y yo me la complico? ¿Por qué siento que la gente está cada vez mas lejos? ¿Estás? ¿Quién sos? ¿Quién soy? ¿Vos también tenés frío adentro? Algo está llorando, aprieta ahí dentro, escondido. La risa también puja por salir, entre la sal y el silencio. La vida se pasa y nada pasa. ¿Por que será que sólo parece posible decir dos o tres palabras honestas cada mil? La honestidad es suicida y la hipocresía un medio. Loco mundo. Quisiera salvarme de tanto sentido común, de ser un ciudadano respetable. Muchas veces lo pienso: rajarme hacia la locura, al vagabundeo solitario, al hedonismo. Para siempre o por un rato. Habrá que seguir perdiendo cosas para ser verdaderamente libre. Será que el amor nos libera de nosotros y nos ata a aquello que amamos. Demasiada filosofía...¿Café? Café-2D-Azucar. Perdón Cortázar!! Perdón Dostoievski!!! Pero es viernes, estoy en el trabajo, aún es otoño y está nublado...

martes, agosto 22, 2006

Bataille y el erotismo...

Estuve leyendo a Bataille. Me gustó mucho. Quisiera compartir algunas frases con ustedes...

Ya lo he dicho antes, el ejercicio de la libertad se sitúa del lado del mal, mientras que la lucha por la libertad es la conquista de un bien.

Nunca, humanamente, aparece la prohibición sin una revelación del placer, ni nunca surge un placer sin el sentimiento de lo prohibido.

La mujer que se desnuda ante un hombre, a la vez que se muestra incita a la fusión, elevando la tensión sexual anuncia la dispersión. El erotismo busca la unión de los cuerpos pero el borramiento de los límites, en la culminación del placer, sin hacer. Uno de dos potencia lo incontable.

Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte. (...) Este sentimiento no es la muerte biológica sino la pequeña muerte donde, alcanzado por un fuego de artificio preparado largamente, el ser se enciende y consume.

El erotismo nos enfrenta a la problemática humana por excelencia, a una discordancia que no se resuelve, porque resolverla en algo sería cancelar o saturar lo que anima la vida.

jueves, agosto 17, 2006

Sobre el amor (Y si, estoy orgullosamente cursi...)

Unos amigos se casan y mi jefa que no parecía animarse a amar. Ambos fueron disparadores que me hicieron escribir unas líneas sobre el amor. Y aunque son cursis, simplonas y están llenas de lugares comunes, estoy orgulloso de ellas. Allá van...

....El mayor regalo que tiene la vida es el amor. Y en el momento máximo, no nos deja ni el cuerpo. Uno cuando verdaderamente ama, se olvida de sí mismo. Uno no es el cuerpo de uno cuando ama. Tampoco es el cuerpo del otro. Es amor. El amor no depende de ninguna cosa. Nadie cuenta cuando ama. El amor no hace inventarios. El amor no tiene. El amor sólo da.

Euge, Luna, las amo!!!!...